Sobre David Macías

Time to pretend

“Es difícil concebir una cultura indiferente a la eternidad, que rechaza lo durable. Es igualmente difícil concebir una moralidad indiferente a las consecuencias de las acciones humanas, que rechaza la responsabilidad por los efectos que esas acciones puedan ejercer sobre otros. El advenimiento de la instantaneidad lleva a la cultura y a la ética humanas a un territorio inexplorado, donde la mayoría de los hábitos aprendidos para enfrentar la vida han perdido toda utilidad y sentido” (Zygmunt Bauman)
A raíz de la inquietud que me genera la división en clases de la sociedad, cómo ha evolucionado hasta el momento actual y cómo los acontecimientos de la crisis financiera del 2008 parecen haber acelerado la transformación y reestructuración del modelo al que estábamos habituados en occidente, intuyo cierta tendencia a la dilución de clases y el vaciado del sentido anterior a dicho proceso. Por ello, intento profundizar en el concepto de inestabilidad que vivimos, donde todo se vuelve confuso e incierto, donde el sueño moderno se difumina, renunciando quizá, como sociedad, a lo que podía haber sido una modernidad fructífera. Los cambios políticos y económicos que comenzaron tras la caída del muro de Berlín, como consecuencia de las teorías impulsadas por Milton Friedman y sus seguidores en la escuela de Chicago, determinaron esta transformación, aún de difícil percepción social. Existen numerosos estudios sociológicos que indican el acrecentamiento de la desigualdad, es decir, una tendencia hacia el deterioro de la calidad de vida y la seguridad económica de las familias, junto con otros factores determinantes como la finitud de los recursos naturales y la degradación del entorno. Todo esto da lugar a una dicotomía clara aún por dilucidar: la mayoría social sigue anclada en el concepto de pertenencia a la clase media y parece negarse a aceptar la realidad de los acontecimientos, pretendiendo ocultar su verdadero estatus o de plano desconocen los entresijos del Sistema.