Sobre Lorena Climent

Tierra Nueva

Todos conocemos un poco Nueva York aunque no hayamos estado nunca en ella. Esta ciudad es ya un icono de la cultura globalizada, que hemos ido construyendo a partir de retazos del cine, la música, la literatura o la televisión. Pensamos en la frenОtica y activa Nueva York de la que nos canta Sinatra, la elegante y bella de Woody Allen, o la fastuosa y lujosa que nos hace soñar junto a Audrey desayunando en Tiffany’s. Sin embargo, existe para mi algo mucho más característico de esta ciudad: la inmigración y la esperanza que le insufla vida. Nueva York ha representado desde sus inicios la esperanza de nuevas oportunidades, de una vida mejor para todos aquellos que huían de la persecución religiosa, las luchas políticas o la pobreza. Así pues, el anhelo de libertad y prosperidad han construido y constituyen Nueva York; la esperanza subyace en el nacimiento, crecimiento y transformación del territorio físico de esta ciudad, y quizás engendra el juego de apariencias desplegado en el distrito de Manhattan, que ha logrado ocupar la mayor parte del territorio simbólico que en el imaginario colectivo la metrópoli entera posee.

Desde la perspectiva de la idea de re-territorialización, surgida en el campo de la antropología moderna, intentarО explicar cómo la necesidad de restablecer la identidad étnica/cultural perdida durante el proceso migratorio puede dar sentido a la forma en que la inmigración ha actuado sobre el territorio conjuntamente con sus anhelos. Esto es, la esperanza de libertad y prosperidad explica el acto migratorio, y la re-territorialización la manera en que tiene lugar.