Sobre Alejandra Rocabado Koya

Sobrevivientes

“Vivimos en una sociedad que enseña a las mujeres a cuidarse de NO SER VIOLADAS, en vez de enseñar a los hombres de no violar” (Anónimo, frase utilizada en las manifestaciones feministas)

Con este proyecto pretendo visibilizar y reflexionar acerca de la oscuridad por la que pasan las mujeres que sufrieron una violación sexual, romper el silencio y aportar mi parte a la lucha de concientización de este hecho.
Quienes suponen que la realidad puede ser contada desde un solo punto de vista se equivocan, por eso no ostento que pretenda ser la única versión. Esta es la versión de alguien que percibe desde afuera esta realidad, tomando de los tormentos internos, siendo la interprete, el médium, es decir el nexo entre el interior y el exterior, desde un mirada que prioriza las emociones ocultadas a raíz de este suceso doloroso, para luego tratar de visibilizar las etapas que se atraviesan antes de poder verbalizar lo ocurrido.

Dar fuerza a la voz de todas las que pasaron por esto y de todas las mujeres en general, que somos vulnerables: frente a esta agresión. Frenar la expansión de esta “enfermedad” que crece expandiéndose como un cáncer, del cual aun no se tiene una cura concreta, pero se conoce muy bien la causa.
He querido partir desde una visión feminista de la mano de las conjeturas sobre el quebrantamiento masivo de los hombre hacia las mujeres. En realidad no me centro en que una amiga, conocida, hermana, abuela, madre, etc. haya tenido que pasar por esta situación, el punto es obtener relevancia: Esta situación esta latente en el inconsciente colectivo e individual, arrastrándolo a través de nuestro linaje femenino.
Nos referimos al linaje femenino cuando llevamos las cargas energéticas de nuestros antepasados femeninos: lo que guardamos como herencia, esta marcado en nuestro cuerpo espiritual, proyectándose a través de nuestro cuerpo físico.
Estas marcas quedan grabadas nuestro linaje, convirtiéndonos en mujeres que cargamos con el peso de la violación, latente en nuestra psique. Por eso la importancia de hablar de los orígenes de este mal, que fue utilizado como método de represión, en la época de la conquista y/o en las guerras. Todo ello reduciendo las mujeres a simple condición de objetos sexuales, motivos de

botines y acabando generalmente no solo violadas, sino torturadas y finalmente asesinadas.
Somos el resultado tangente y palpable del ultraje a las mujeres reprimidas, obligadas a entregar su cuerpo y dignidad a los llamados “patrones” que para no ser asesinadas, se sometían a todo lo que se les ordenase, arrebatándoles la libertad, muertas en vida.

Ir explorando los fondos del inconsciente colectivo e individual de generaciones marcadas por la violación nos permite ser consientes que no somos ajenas a la violación y que esta surge en nuestra historia: somos, para muchas, el producto final de esas agresiones.

El 80% de los casos son personas del entorno de la víctima, y en el 99% de las ocasiones, la agredida será una mujer, y en el 10% restante, serán hombres de edad, jóvenes y niños. (El mundo, 216)1 Esto me moviliza para elevar la voz de las que ya no están y de las que estamos aquí, para juntas visibilizar y concientizar y reducir, este crimen.