El proyecto tiene como objetivo hacer evidente la relación entre la resistencia de las mujeres contra la opresión y la explotación y destrucción del hábitat terrestre. A través de una colección de 30 fotos, se busca mostrar a la tierra como cuerpo femenino, sujeto, como los cuerpos de las mujeres, a las dinámicas de una sociedad extractivista y patriarcal. Las fotos fueron tomadas en contextos azotados por la guerra, el desplazamiento, la violencia y el “progreso”, entendido como la idea de un avance económico infinito a expensas de la explotación de la naturaleza y los seres humanos.
Este proyecto encuentra su sustento teórico en las teorías ecofeministas, especialmente en los planteamientos de la filósofa feminista Vandana Shiva. En la definición del concepto de tierra, se encontró una dualidad entre la visión masculina de “el planeta tierra” y la visión femenina de “la madre tierra”. Con base en la reflexión de la filósofa Aránzazu Hernández Piñero, se decide optar por la visión femenina dado que “la comprensión de la naturaleza como principio femenino anima una manera de entender la tierra, no como propiedad física situada en el espacio cartesiano o como factor de producción, sino como un hogar ecológico y espiritual”.
