El progreso es un concepto que indica la existencia de un sentido de mejora en la condición humana, en especial, nos referimos al progreso como un adelanto cultural y técnico de una sociedad, como el conocimiento, la capacidad intelectual de su población puestos al servicio de la comunidad con el objetivo del bienestar de todos sus integrantes. Pero hay progreso real sin tener atrás una conciencia ecológica? Hay una verdadera mejoría de nuestra vida, un verdadero adelanto cultural, si por ese “hipotético” progreso tenemos que destrozar nuestro entorno? La explotación sin control de los lugares, de la naturaleza y del mundo en general en el cual vivimos es algo sobre lo que el ser humano debería reflexionar. El Salton Sea, sin quererlo, es uno de esos ejemplos de en qué medida el progreso puede ser peligroso, si no hay atrás una conciencia ecológica apta para preservar el entorno que nos rodea. Investigar sobre la explotación del Salton Sea fue mi propuesta.
Visto y contado directamente a través de quien vivió o está viviendo esta experiencia, me propuse recopilar testimonios y entrevistas de las personas que se vieron afectadas por este “gran engaño”. Personas que no son ni estudiosos, ni investigadores, ni empresarios, ni políticos; sólo son personas que ven las cosas con los ojos de quien ha tenido que permanecer pasivo frente a todo esto. Sus emociones, sus experiencias y sus vidas son el testimonio más puro y más genuino que se pueda encontrar. Personas que cada día tienen que vivir con el resultado de una explotación brutal que se ha hecho de un lugar cuya única culpa es la de haber nacido tan hermoso.
